«La plástica debe ser algo que se concrete desde el principio entre todos»

Enrique Aquije

De actor a diseñador de luces

Desde siempre me gustó estar en los escenarios y hacer que la gente se entretenga, por decirlo de algún modo. En el colegio La Inmaculada, donde estudié, como parte de las presentaciones del calendario cívico se organizaban actividades artísticas en las que yo participaba bastante, y no es que obligaran a los alumnos a participar, sino que consultaban quiénes se animaban a hacerlo y mi mano casi siempre estaba levantada. Pasé por declamar poesía, hacer oratoria, todo lo que conllevara pararse frente a un público. De alguna manera ya sentía que iba a estar ligado a un arte que fuera expresivo.

En la secundaria me metí de lleno a los talleres de teatro que se desarrollaban con mucha seriedad. La Inmaculada era solo de hombres, por eso los maestros coordinaban con otros colegios para trabajar conjuntamente y poder contar con chicas para un elenco mixto, así se realizaban los talleres y el montaje de las obras. Entonces, mi acercamiento al teatro se dio desde muy pequeño, desde el colegio como muchas personas, fue algo que surgió a partir de una inclinación hacia la escena como actor.

Durante los años 90’s continúo mi formación. Y como recordará mucha gente, vivíamos épocas un poco duras para el teatro, porque en realidad no había muchos grupos; solo directores como Roberto Ángeles y Alberto Ísola daban la pauta pues eran los que podían, mal que bien, hacer sus obras de forma constante.

En la carrera paralela de Comunicación Audiovisual que estudié, había aprendido sobre luces, sonido y mucho manejo técnico. Pensé que sería en la televisión donde desarrollaría todo esto, no creí que lo llevaría al teatro, pero sucedió casi de casualidad. Un reconocido maestro de luces, al cual pude conocer en ese entonces, no se daba abasto en las salas teatrales, necesitaba mucha ayuda. Hablamos del señor Mario Ráez; él me apadrina, de alguna manera. Primero que nada me encargaban hacer operaciones de luces, lo cual me parecía muy interesante. Siempre me he considerado una persona de teatro completa, es decir, si no voy a estar actuando pues hago luces, si no hago luces he hecho sonido.

Y en este caso que me tocó hacer las luces, definitivamente sí que me gustó. Me pareció un lenguaje muy interesante del cual no me había percatado antes. Y como dicen, una cosa lleva a la otra: el señor Daniel Dillon fue quien por primera vez me daría la oportunidad de hacer un diseño de luces. Recuerdo que la primera operación formal la realicé con el grupo Ópalo, en la obra Fosca que se presentó en la Alianza Francesa. Y luego, también en la Alianza Francesa, con la obra Solo dime la verdad, dirigida por Dillon, se llevó a cabo mi estreno como diseñador de luces. En realidad, yo le agradezco mucho, porque como no había diseñado antes, se trató sobre todo de un voto de confianza. Sin embargo, es muy cierto que ayuda mucho todo el bagaje cultural que puedas traer. En el instituto Toulouse Lautrec había visto muchísimo cine; aunque de hecho, desde mucho antes de estudiar allí ya era un cinéfilo. También había visto mucho teatro y pintura. Eso te nutre bastante, absolutamente.

Y así fue el acercamiento a las luces, en primera instancia, luego iría tomando cada vez más en serio la carrera. Admito que han cambiado mucho las cosas, puesto que en ese momento no abundaban los diseñadores de luces ni los buenos técnicos; y si había maestros, como siempre lo ha sido Mario Ráez o algunos otros, pues eran contados con los dedos de una mano. En principio, me decanté por el diseño de luces ya que obtenía más trabajos por ese lado, tenía más propuestas porque siempre se necesitaba de alguien; entonces me dije, si las plazas no van por el lado de la actuación pues hagamos carrera con las luces también. Y así pasaron 20 años.

Maestra vida, el musical. Ópera salsa del cantante panameño Rubén Blades, dirigida y producida por Emilio Montero. Se estrenó en el Auditorio del Colegio La Salle el 2018. Fotos: cortesía de Montero Producciones.

Formación independiente

Lógicamente, me preocupé de poder llevar talleres. El iluminador en Lima, casi lo puedo asegurar, se ha tenido que formar durante mucho tiempo con talleres libres que haya ofrecido algún profesor de manera espontánea, en alguna institución sobre todo. Y por supuesto con la práctica. Hoy en día si los chicos estudian actuación también pueden aprender algo de luces y escenografía como parte de los cursos, para que tengan conocimientos al respecto aunque sea a nivel básico. Eso no existía en realidad, si tú estudiabas actuación, estudiabas actuación y no veías nada técnico. Por mi parte, fui formándome con todos los talleres que pudiera encontrar y con la práctica, porque realmente no hay nada como enfrentarte al hecho de tener que diseñar ya con un equipo que te den.

Acá en Lima, mayormente, llegas a los teatros y trabajas un poco con lo que tienes. Por eso yo creo que los iluminadores peruanos tenemos mucho de ingenio para crear; como casi siempre hemos estado limitados en cuestión de equipos, eso precisamente nos ha obligado a sacarle la vuelta a la situación. Hoy en día son muy raras las excepciones en donde sí puedes contar con un teatro de punta que tenga de todo; la mayoría de las veces, hay mucho ingenio y mucha creatividad.

Nuevas tecnologías

El equipamiento de las salas también ha ido cambiando con los años, eso es innegable. Prácticamente, la realidad sí es otra. Ya casi no encontrarás ningún teatro que no tenga el mínimo de equipamiento básico, en eso estamos mucho mejor que antes. El cambio más importante quizás, tecnológicamente hablando, ha sido la llegada de las luces led, lo que permitió que muchos teatros cambiaran sus tachos antiguos por estas luces led ahorrativas que terminan siendo mucho más económicas, y que además tienen muchas funciones, pues hablo de las luces led y obviamente también de las luces robóticas o móviles, que poco a poco los teatros han ido implementando.

Entonces, sí siento que se pasó de algo muy básico o de poder hacer cosas, con ingenio como decía antes, muy básicas, a realizar de pronto espectáculos mucho más desarrollados, que puedan permitirse un lenguaje más complejo o con una mayor cantidad de cambios. En el tema de las luces siempre se va a hablar de eso: con cuántos cambios de luz va a contar tu obra. Podemos ver algunas obras que prácticamente se hacen con una luz plena, durante casi toda la función; mientras que otras obras tienen un cambio de luz por cada movimiento del actor, a veces.

En el sentido de que, aprovechando las herramientas, el lenguaje de la luz ha podido hacerse más complejo para crear o contar mucho mejor las atmósferas, yo diría que hemos podido avanzar y que el uso de las leds y de las robóticas ha sido muy bueno para eso. En los 90’s todavía no hablábamos propiamente de leds, este cambio ha venido sucediendo del año 2000 para acá; además que ha ido introduciéndose poco a poco también, las luces leds de hace 10 años ya no son las mismas que tenemos ahora, y así vamos a seguir avanzando en realidad, creo que en este aspecto es donde la tecnología nos ayuda bastante a los técnicos.

Maestra vida, el musical. Ópera salsa del cantante panameño Rubén Blades, dirigida y producida por Emilio Montero. Se estrenó en el Auditorio del Colegio La Salle el 2018. Fotografías de Víctor Estrella.

Formas de trabajo

En mi caso trato de seguir el lineamiento de empaparme desde el comienzo, creo que es lo mejor para cualquier diseñador. Siempre sugiero que me inviten a las primeras lecturas, que me hagan parte del equipo desde un inicio, porque en realidad muchas cosas van cambiando en el proceso y es sumamente importante —y creo que aún debe afianzarse más— el hecho de que el diseñador debe de estar muy cerca al director.

Hay directores que todavía dejan la cuestión técnica demasiado para el final, es lo último en lo que piensan porque, claro, tienen muchas otras áreas más que cuidar, sobre todo la actuación de los actores, que siempre va a primar en un director; entonces, inevitablemente ha pasado que me llaman y me dicen “oye, estrenamos en dos semanas, ¿puedes hacerme las luces?”, y yo digo “okey, ¿qué pasó, hace cuánto ensayas?”, “hace dos meses” te responden, y yo “ah ya, y me llamas recién…”. Como digo, aún hay directores que piensan que diseñar las luces es cuestión de que vayas, veas un ensayo y listo. Si bien es cierto que se puede hacer así, no es lo más recomendable.

Por eso reitero, a mí de verdad me gusta involucrarme desde el principio, asistir a la primera lectura, estar en los primeros ensayos. Luego tomo una distancia para dejar que fluyan las ideas; después me reúno con los directores una que otra vez, y cuando ya estamos en la recta final, me involucro mucho más todavía en conversaciones largas con los directores para poder plasmar sus ideas y proponerles las mías. Esas dos o tres últimas semanas antes del estreno son cruciales para eso. Pero como sabemos es una labor muy en conjunto, porque a la par tenemos que trabajar con el diseñador de la escenografía, incluso con el de vestuario. Quiero comentar que eso también es algo que a veces no se cuida mucho, y lo recomiendo para todas las productoras. Realmente, creo que la plástica debe ser algo que se concrete desde el principio entre todos.

Los cerdos no miran al cielo. Del dramaturgo peruano Carlos Portugal. Se estrenó con la dirección de Kathy Serrano en el Teatro del Centro de la Amistad Peruano-China, el 2019. Fotografías de Arturo Huerta.

Antes de la pandemia realicé un diseño en el Teatro Julieta, y todo salió muy bien, pero en realidad fue muy tarde cuando me mostraron los vestuarios que llevarían los actores. De todas maneras, el diseño de vestuario siempre prima en toda producción, así como el diseño de escenografía, y como debería primar también el diseño de luces. Es más, yo ahondaría en el tema y hasta me lanzaría a sugerir que los productores deberían juntar a los diseñadores antes de que manden a realizar cualquier tipo de vestuario. Porque puede suceder que te pongan a una persona, quizás de pronto, con una túnica blanca completa, o a todos de blanco cual fantasmitas, y entonces el juego con el diseño de luces se torna complicado. No estoy diciendo que no se deba usar blanco en el escenario, ya que a veces es necesario, pero también sería bueno que el diseñador esté sobre aviso de esto para que lo tenga en cuenta, y que sepa que va a tener muchos rebotes en escena porque el blanco es como una pantalla.

Esos pequeños detalles son importantes. Como señalaba líneas arriba, a veces uno llega casi al día del estreno y se encuentra con estas sorpresas que básicamente son temas de producción, porque los vestuarios a veces están a última hora, o no se coordinó con antelación, o tantas cosas. Son detallitos a cuidar que suman bastante, que creo que deben integrarse; y tanto la producción como la dirección, estar bien al tanto de cómo hacer todo en conjunto.

Es más, existe la figura del director o directora de arte, una figura que viene del cine, donde se usa bastante, y que ahora también se está usando mucho en el teatro. A veces se les confunde con los escenógrafos, pero no son los escenógrafos propiamente dichos, son los directores de arte, quienes definen cómo va a ser toda la estética de una película; y en este caso, de una obra de teatro. Principalmente, el trabajo que tienen los directores de arte radica en captar con claridad las ideas del diseño de luces, de escenografía y de vestuario, para que todas esas miradas independientes no choquen entre sí, sino que confluyan en una sola mirada más armoniosa.

Los cerdos no miran al cielo. Del dramaturgo peruano Carlos Portugal. Dirección de Kathy Serrano & producción de La Teatrera, 2019. Fotografías de Martín Canma.

Las luces en tiempos de pandemia

Creo que superar esta crisis será un tanto más difícil para los diseñadores sobre todo, puesto que nosotros necesitamos del espacio del escenario para poder construir. Si bien es cierto que ahora virtualmente se están haciendo muchas cosas, por ejemplo obras de teatro que se transmiten por streaming, con respecto a los técnicos no hay mayor posibilidad de trabajar en los espacios donde están los equipos reales. En ese sentido, sí estamos un tanto atados de manos.  

Pero como siempre he dicho, las limitaciones despiertan también el ingenio. Ahora que ya pasó la cuarentena, se podría quizás intervenir una casona antigua, como ya se ha hecho anteriormente, y empezar a crear algunas pequeñas iluminaciones de pronto, empezar a producir escenarios nuevos. Porque los espacios grandes, los teatros grandes, sabemos que no van a poder reabrirse a corto plazo con un aforo completo.

Algo que me parece interesante acotar es que el miedo obviamente nos gana a todos. Yo he estado indagando y es verdad que no solo se trata de que reabran los teatros, se trata de volver a captar al público, eso va a ser un reto para todos los artistas, puesto que cada persona en su casa se lo va a pensar dos veces antes de salir a un lugar cerrado donde sabe que va a estar con mucha más gente. Entonces, creo que cuando todo esto pase vamos a tener que, por así decirlo, enamorar al público nuevamente, presentar cosas realmente muy llamativas, muy espectaculares, para que asistan de nuevo al teatro. Además que en el Perú siempre hemos tenido esa situación en la que hay que estar jalando un poco a la gente, puesto que a veces su primera necesidad no es la cultura.

Asociación de Técnicos de Espectáculos del Perú

En medio de la pandemia, sin embargo, se originan también algunos sucesos positivos, como por ejemplo que la Asociación de Técnicos de Espectáculos del Perú se está formando. Claramente, la asociación surgió a partir de una necesidad de formalización y regularización que hace mucho tiempo buscamos los técnicos. Estos dos aspectos son claves para nosotros, son como un objetivo primario principal; claro que hay varios objetivos secundarios, pero con esto queremos resaltar que la asociación no se forma únicamente por el contexto del covid-19. La pandemia, de alguna manera, nos ha obligado a formarnos y a juntarnos, es cierto, pero también tenemos bastante presente que los técnicos en el Perú hemos venido trabajando durante años de un modo muy informal en todos los ámbitos, no solo en el teatro.

El nombre de la asociación tiene que ver también con el hecho de ampliar la mirada más allá del ámbito de lo teatral, porque lo que queremos realmente es poder llegar a representar a todos los técnicos del Perú. Para nosotros, “técnicos” abarca a todas aquellas personas que se involucran en un espectáculo, show, teatro, concierto, etc., y que no son, obviamente, los artistas que están sobre el escenario; entonces, para nosotros, el maquillador es un técnico, el vestuarista también, o el escenógrafo. En ese sentido, como ya señalé, el propósito de la asociación consiste en poder representar a todos los técnicos del Perú, respaldándolos con los lineamientos principales de formalización y regularización.

Con “formalización” entendemos que debemos ser formales en todo sentido, en cualquier ámbito, sobre todo en el trabajo. Con “regularización” pretendemos brindar a los miembros de la asociación una acreditación básica, por los menos,  de los conocimientos de cada disciplina; somos muy conscientes de que muchas personas han llegado a lo técnico sin estudios previos, muchos no han tenido en realidad una formación adecuada, se han forjado en la práctica. En ese sentido, nosotros también queremos regularizarnos.

Actualmente, me desempeño como vocero de la Asociación de Técnicos de Espectáculos del Perú. Sobre las acciones que venimos tomando, tengo de anunciar que, en el camino de la formalización, ya hemos firmado un acta notarial de creación, es decir que el ATEPERÚ ya se está gestando de manera formal, ya está naciendo. Necesitábamos esto con urgencia para poder tomar otras acciones, como solicitar una ayuda al gobierno, pero no una ayuda directamente económica, no estamos buscando ahora un subsidio o un bono sino que seamos visibles ante el gobierno, de eso se trata, de que nos vean y nos tomen en cuenta como han venido tomando en cuenta a tantas otras áreas de la cultura.

En ese sentido, también estamos gestionando encuentros con otras asociaciones de otros países. Ya nos hemos puesto en contacto con Chile, Canadá, Francia, para nutrirnos de la experiencia previa que se ha dado en esos contextos, y poder llegar así a un mismo punto, que principalmente tiene que ver con volver al trabajo, pero volver bien, con tranquilidad, como se debe y, más que nunca ahora con el tema del covid-19, teniendo en cuenta también que sea seguro para nosotros el regresar a trabajar.

Los cerdos no miran al cielo. De Carlos Portugal, con la dirección de Kathy Serrano. Productora de comedias peruanas La Teatrera, 2019. Fotografías de Martín Canma.

Sobre el futuro del teatro peruano

A raíz de todo esto que está pasando, tengo la impresión de que algo va a cambiar para el teatro peruano. No sé ahorita exactamente de qué forma, pero quizás más allá de los técnicos mismos, que estamos un poco supeditados a que nos llamen a algún proyecto, igual que los actores a veces, yo creo que mucho de este cambio está ahorita en las manos de los directores y de los dramaturgos sobre todo. Son ellos los que van a tener la batuta para poder crear nuevas situaciones o quizás hasta nuevos espacios; tal vez se vuelva a tomar más las calles como se ha hecho antes, o se tome algún parque. Es casi una responsabilidad la que tienen ahorita, pienso yo, todos los creativos, los directores, productores, que en realidad siempre están pensando en historias, en cómo atraer gente a la sala; ahora, pues, tienen el doble de chamba con eso. Porque cuando esto pase, el público no debe quedarse sentado en su casa viendo teatro a través de una pantalla, debe ir al teatro a verlo nuevamente en vivo y en directo. Considerando la historia que tiene el teatro peruano, estoy seguro de que esto no nos va a tumbar ni a aniquilar, es solo un hasta luego. De hecho que vamos a volver a los escenarios con mucha fuerza y con muchas ganas de hacer lo que tanto nos gusta: teatro. En definitiva, eso se va a lograr, yo sé que sí, lo vamos todos a lograr. 

Y los artistas vamos a estar allí para el público, de ninguna manera nos dejaremos vencer por estas vueltas que da la vida tan fuertes, al contrario, estaremos listos para volver a llevarles a todos cultura y entretenimiento como se ha hecho tantos años. Es lo que diría yo, volvamos todos al teatro. Creo que se va a convertir en un slogan, se me ocurre ahorita, pero seguramente va a verse en muchas partes: “volvamos todos al teatro”.

Enrique Aquije

Perú

Actor y diseñador de luces con 20 años de experiencia en teatro.  Ha estudiado la carrera de Comunicación Audiovisual en el instituto Toulouse Lautrec y ha llevado diversos talleres complementarios de iluminación. Como diseñador y operador de luces formó parte de los grupos teatrales Ópalo y Plan 9. Además, ha trabajado como técnico de cabina en el Teatro Británico, el teatro del ICPNA de Miraflores, el Teatro de la Alianza Francesa, el Centro Cultural de España, entre otros. Antes de la pandemia se desempeñaba como jefe técnico y diseñador del Nuevo Teatro Julieta. Entre sus últimos diseños se encuentran Mañana me caso dirigida por Leonardo Torres; Hijos de la guerra, por Giovanni Vidori; La loca del frente por Daniel Fernández; y Los cerdos no miran al cielo dirigida por Kathy Serrano.

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