Categorías
Diálogos Textos de creación

Historia de una publicación: sobre la obra Collage de Estela Luna

Por María Inés Vargas

El libro Estela Luna: nueve obras de teatro sobre el inicio y el fin del mundo (Ensad, 2020) se encontraba en imprenta. Pero días antes, en el cierre de edición, cuando se tenía que aprobar el diagramado final, surgió una controversia sobre el inicio de la obra Collage, una de las nueve obras que conforman el libro. 

La familia insistía en que la autora hacía referencia a una cocina primus, cocina antigua de kerosene que se prendía apretando una y otra vez sobre una manija, a pulso. El Fondo Editorial, por su parte, estaba seguro de que la transcripción correcta era “cocina ronera”, tal como figuraba en los originales digitales que la misma familia había facilitado para la edición. La cocina ronera era una especie de mechero pequeño con hornilla, que funcionaba a base de ron de quemar; no solo se trataba de una cocina minimalista, también antigua y prácticamente en desuso, sino mucho más apropiada para esa escena inicial: un escritor desenfadado ante el público, sin reparos por la precariedad de su entorno y sin más pretensiones que exhibir su genialidad creadora mientras se preparaba un huevo frito. Este escritor —con el ego que tenía— no se mostraría haciendo el esfuerzo físico de apretar una manija repetidas veces hasta encender la llama. La delicada imagen de la cocina ronera, en comparación a la primus, encajaba mucho mejor con su personalidad. Además, insistimos como Fondo Editorial, así estaba escrito en los originales digitales enviados. 

El libro se fue a imprenta, pero la familia no se quedó tranquila. Revisaron los manuscritos físicos de Collage, unos papeles escritos a máquina con alrededor de 50 años de antigüedad. Para su sorpresa, efectivamente, “cocina ronera” siempre fue la referencia correcta. La sorpresa mayor, sin embargo, fue descubrir que unos diez folios de esos originales no habían sido tipeados a su versión digital. Aunque se comunicaron inmediatamente con el Fondo Editorial, el libro ya estaba en imprenta y cuando eso sucede ya no hay nada que hacer, no hay marcha atrás.  

La obra se había estrenado en 1971. Era imperativo que se incluyan esos folios faltantes en aquella primera edición física. No esperar una segunda edición, no realizar una edición digital completa mientras que la edición física tuviera una obra incompleta. Collage cerraba con un monólogo del escritor, tan contundente que de verdad parecía el final de la obra: “¡Oh, dios mío, permíteme ser íntegro sin morirme de angustia o de hambre!”. Tampoco se había agregado la palabra “Fin” después de este monólogo, porque no figuraba en los originales digitales. Optamos, entonces, por añadir una cuota de interactividad digital a la edición: las hojas faltantes estarían almacenadas en un QR o link, al cual se podría acceder desde un papel impreso añadido en un sobrecito al final del libro. Así cerramos esta fascinante publicación.  

Como un mensaje dentro de una botella en las orillas marinas, la obra de Estela Luna no culmina nunca, siempre se puede leer y ver más allá en el horizonte luminoso de su escritura. Por ello, les invitamos a leer y compartir tres obras de esta dramaturga maestra: Collage (en su versión completa), La candidata y El antojo de Percy. Estas tres obras se encuentran incluidas en el libro Estela Luna: nueve obras de teatro sobre el inicio y el fin del mundo.

Para adquirirlo, escríbenos al correo fondoeditorial@ensad.edu.pe

Categorías
Cortitas Diálogos

Recordando al profesor Núñez (1)

A lo largo de 40 años de actividad pedagógica, el escenógrafo y profesor Eduardo Núñez Meza ha educado a muchísimos artistas escénicos de la Ensad. Con el tiempo, varios de ellos, a su vez, se han convertido en los maestros y las maestras que actualmente también laboran formando alumnos en la especialidad de escenografía. En este artículo, gracias a la gestión de Estefany Farías, jefa de la carrera de Diseño Escenográfico, recorremos —en las propias palabras del profesor Núñez— su experiencia de vida, un breve repaso histórico de la escuela, y su arriesgada apuesta por el teatro. Acompañan esta nota, tres audios que reflejan el cariño y la huella que dejó el maestro Núñez en sus alumnos y compañeros de camino, durante su paso por la enseñanza teatral.

Entrevista a Eduardo Núñez, realizada por Estefany Farías, Thäís Flores y el apoyo para la grabación de Orlando Remuzgo.

Cómo llegué a la ENSAD

Llegué a la escuela por causalidad, se podría decir. Pasaba por ahí y vi un letrero que decía «último día de inscripción para la escuela». Entré, averigüé de qué se trataba; me dijeron que era teatro, tres especialidades: Actuación, Pedagogía y Escenografía. Como sabía algo de escenografía por haber tenido experiencias en el colegio, me inscribí en Escenografía. Al día siguiente fueron los exámenes. Afortunadamente, logré nota aprobatoria e ingresé. Estamos hablando del año 1966.

Ingresé en 1966 y egresé en 1968. En ese entonces, la escuela se llamaba Instituto Nacional Superior de Arte Dramático, INSAD, y solamente estudiábamos dos años. Para egresar, los alumnos de mi carrera diseñábamos y realizábamos la escenografía de una obra donde actuaban los alumnos de Actuación y Pedagogía. Después de la ceremonia de graduación se nos entregaba el título con las firmas correspondientes. Eso era todo, no teníamos que hacer ningún otro trámite para obtener el título.

Mi decisión de trabajar enseñando

Después de egresar como escenógrafo, yo seguía trabajando como agente vendedor. Un día, al frente de la escuela, me encuentro con mi ex compañero de estudios Paulo Lachira, quien me comunica que el director de la escuela, don Mario Rivera, me estaba buscando y quería hablar conmigo. Paulo me acompaña hasta el ingreso de la escuela, luego me hacen pasar a la dirección. El director entonces me comenta que Remberto Latorre, mi profesor de diseño, se había retirado del curso porque viajaba a Chile; y debido a que estaba dejando el puesto libre, me había recomendado para poderlo suplantar el tiempo que él estuviese por allá.

Me pareció algo un poco extraño. En realidad, yo no pensaba seguir trabajando en teatro o empezar a trabajar enseñando. Le dije al director la cantidad que yo ganaba, y él me dijo la cantidad que me ofrecía la escuela. No me pareció adecuado, por eso le mencioné que no estaba interesado, pero comenzamos a conversar. Al cabo de dos horas, recuerdo haber salido de esa reunión sosteniendo entre las manos mi carta de renuncia al otro trabajo. No estaba muy seguro todavía de entregarla, pero al día siguiente voy y entrego la carta de renuncia, vuelvo a la escuela y me pongo a órdenes de don Mario Rivera. Me dieron la jefatura del curso de escenografía, iluminación, y bueno, empecé, con mucho temor todavía porque a quienes llamaba «mis alumnos» eran casi de mi edad, entonces fue un poco difícil empezar.

De aquellos primeros años de experiencia pedagógica rescato muchísimo, en primer lugar, el afecto que encuentro yo en los alumnos; a pesar de mi edad, como mencioné, el respeto y sus miradas de atención me hicieron sentir muy bien. Tuve alumnos excelentes, fue una promoción bastante capacitada también, aparte de la mía. Con el pasar del tiempo, algunos fueron retirándose, disminuyendo la cantidad de alumnos, y aproximadamente unos diez terminaron la carrera. Recuerdo haber pasado momentos muy agradables con ellos, me hicieron sentir muy bien y por eso es que me animé a firmar para el siguiente año.

Mi desempeño en el medio laboral

Como egresado de la escuela, trabajé con Ernesto Ráez, él fue uno de mis primeros directores y además compañero de trabajo; entre algunos artistas reconocidos con los que trabajé también están Edgar Guillén, Luis La Roca, y muchos otros. Entre mis compañeros de estudios —ellos en Actuación, yo en Escenografía—, recuerdo a Haydee Cáceres, Reynaldo Arenas y Humberto Cavero.

Una de las primeras obras en las que empecé a trabajar se realizó en el Teatro Municipal del Callao; posteriormente, continué en el Teatro Municipal, en el Teatro Segura, en la Asociación de Artistas Aficionados, más conocida como la Triple A. También trabajé en los café-teatro de Miraflores, como La Gata Caliente de Jonel Heredia, o Barrabás… En casi todos los café-teatro de Miraflores llegué a trabajar, con diversos directores también, obras variadas de autores tanto nacionales como extranjeros. Ahora, es bien difícil recordar nombres específicos, han pasado alrededor de 50 años…

Lo que ha sido la escenografía para mí

La escenografía es una de las actividades teatrales más interesantes, se puede decir que allí es donde confluyen diversas artes, como el dibujo, la pintura, las artes plásticas en general. Dentro de la realización escenográfica en sí, primero empezamos pintando telones. En ese entonces no se armaban bastidores de triplay, se armaban bastidores con telas y se pintaban telas, ahora ha cambiado, se hacen bastidores con triplay, incluso ya se emplean tornillos en vez de clavos, pero se use el material que se use lo importante es que uno va creando, y disfrutando.

En la escenografía se va trabajando de acuerdo a los espectadores, al ambiente que va a rodear a los actores, poniéndolos dentro de la situación social en que viven; si la obra es de época, la escenografía ubica a los actores dentro de la época. También se aprende bastante de sicología del color. Y gracias a la escenografía también se conocen otros lugares; con varias compañías he tenido la oportunidad de hacer viajes de gira, con los cuales comencé a conocer un poco más del Perú.

El profesor Núñez en palabras de Reynaldo Arenas
El profesor Núñez en palabras de Carla Roshental
El profesor Núñez en palabras de Estefany Farías

 

(1) Artículo publicado por primera vez en el Blog de Diálogos de Diálogos Apuntes Teatrales N° 4 “Diseño y visualidad en escena”.

Categorías
Cortitas Diálogos

Recomendaciones de Fernando Luque

Después de terminar una temporada muy exitosa en el Teatro Municipal con la obra La vida es sueño, el actor y gestor Fernando Luque nos recomienda tres piezas infaltables para nuestro repertorio.

Obra de teatro: La vida es sueño

Más que una obra de teatro, es un monumento, una obra maestra de arquitectura literaria, donde no hay un solo verso que no tenga vuelo poético, profundidad, gracia. Es el estilo barroco en todo su esplendor. Calderón de la Barca en su mejor versión, casi tocado por un ángel, y con una historia que, además de perfecta en la forma, ofrece reflexiones filosóficas que tocan las fibras más ocultas de la naturaleza humana.

Encuéntralo en la librería de teatro Mierda!! 

Película: Interestelar

Una aventura espacial como ninguna otra. Christopher Nolan se vale de teorías físico-cuánticas para hacer hiperverosímil la conquista de un nuevo planeta en una galaxia muy lejana. Además, la historia de Cooper, el protagonista, nos atrapa y nos conmueve porque encarna al héroe arquetípico que ha de salvar el mundo de un apocalipsis cercano. Una obra maestra del cine contemporáneo.

Encuéntrala en la plataforma virtual HBO Max.

Serie: Juego de Tronos

Si Grecia y la Antigüedad tuvieron su Ilíada, nosotros tenemos Juego de Tronos. Una historia épica única, donde dragones, reyes, reinas, nobles y plebeyos giran alrededor de un gran objetivo: el trono de hierro. Además, la inminente llegada de un ejército de muertos que amenaza con desaparecer a la humanidad agrega a la serie una dimensión apocalíptica de nivel bíblico.

Encuéntrala en la plataforma virtual HBO Max.